De vuelta a las Fuentes…

A Eduardo Bonnín le conocimos «de lejos» en las diferentes ocasiones que fue invitado a compartir su rollo en las Ultreyas Nacionales realizadas en México, intercambiando incluso algún saludo personal con él, pero no fue sino hasta el año 2003 que surgió la inquietud de conocer los orígenes del movimiento e investigar en la cuna misma de los cursillos.

Un cursillista de Orizaba había estado recientemente Mallorca y había conocido a Eduardo, pero fue en la Ultreya Nacional de Morelia en el año 2004 donde, en un stand de libros, conocimos a Marco A. Rosales (Toty), autor de uno de los libros que ahí se exponían, y quien con una actitud de gran amistad, nos dio la posibilidad de conocer a Eduardo con quien ya tenía una amistad personal. Su intervención con Eduardo, hizo posible para nosotros hablar con él y ser invitados a Mallorca para tener la vivencia del movimiento en la diócesis fundadora.

En octubre de 2005, llegó la oportunidad de estar en Mallorca y empezar una amistad con Eduardo Bonnín y con muchos amigos más, una amistad tan profunda y en el terreno de lo sobrenatural, que hemos llegado a ser como una verdadera familia.

Lo que ahí vivimos era demasiado bueno, un nivel de amistad, personal y en el Señor, que nunca habíamos experimentado, ni siquiera en el movimiento de cursillos en Orizaba, donde el movimiento siempre había estado floreciente; era aquello de los Hechos de los Apóstoles, «Mírenlos cómo se aman», lo cual nos llevó a decirnos a nosotros mismos: «No sé como lo han logrado, pero esto lo queremos en Orizaba».

Nuestro anfitrión y gran amigo, Arsenio Pachón, junto con su esposa Maricarmen Paz, fue el instrumento para organizar nuestros encuentros con Eduardo y otros amigos más. Con todos ellos ahora compartimos una verdadera y maravillosa amistad en el Señor, que se ha ido acrecentando con los años en las diversas vistas que posteriormente hicimos a Mallorca o en las que algunos de ellos nos han visitado en Orizaba, como Arsenio, Maricarmen, Toni Oliver, Marga Munar, Marga Oliver, Loren Marian, Susana Castelló.

De regreso a Orizaba en octubre 2005, nos dimos a la tarea de compartir nuestra experiencia en el Secretariado diocesano del MCC, y en una reunión con el Obispo de Orizaba, Mons. Hipólito Reyes Larios, a su pregunta expresa si deseábamos profundizar en el Carisma Fundacional, siendo la respuesta afirmativa, nos dio todo el apoyo para volver a las fuentes. En los años posteriores, desde entonces, hemos ido profundizando en la vivencia del carisma, haciendo constantes visitas a Mallorca y organizando encuentros aquí con la visita de nuestros amigos.

A lo largo de estos años, también hemos sido invitados, junto con amigos de Mallorca y algunos de otros lugares, a compartir nuestra experiencia del carisma fundacional en diversos lugares del continente donde el obispo les ha autorizado organizar eventos para profundizar en el carisma. Estos encuentros nos han dejado grandes amigos de países como Perú, Argentina, Paraguay, Bolivia, Chile, El Salvador, Guatemala, Estados Unidos, Canadá y Cuba.

Desde nuestra incorporación al Carisma Fundacional, la estructura nacional del MCC no ha estado de acuerdo, razón por la cual, para no interferir con sus planes apostólicos y seguir unidos en amistad, decidimos no seguir adscritos a las estructuras del MCC (carta firmada por el entonces obispo de Orizaba, Mons. Marcelino Hernández en 2009) y continuar con la vivencia del carisma fundacional en un movimiento diocesano independiente, lo cual daba la posibilidad a los cursillistas de Orizaba que así lo quisieran, formar un secretariado diocesano para seguir adscritos a las estructuras del MCC, fomentando así la unidad.

Actualmente, por gracia del Espíritu Santo, a pesar de las adversidades que nos ha traído la pandemia, estamos viviendo una gran unión y amistad, que nos hace sentir muy bendecidos por ese gran regalo del Señor que ha sido el Carisma Fundacional, que hemos compartido como diócesis pero también con hermanos de todo el mundo.

¡De Colores!